El miércoles, la inflación en el Reino Unido fue sorprendentemente más alta de lo esperado. El Índice de Precios al Consumo (IPC) de mayo creció a un ritmo del 0.7%, igual que en abril pero por encima de la estimación del 0.5%. En términos anuales, la inflación general se mantuvo estable en 8.7%, mientras que el mercado había pronosticado una desaceleración hasta 8.4%.
El IPC subyacente del Reino Unido, que excluye el impacto de los precios volátiles del petróleo y los alimentos, alcanzó un nuevo máximo del 7.1%, en contra de las expectativas de estabilidad. La inflación subyacente del Reino Unido se mueve en la dirección equivocada a pesar de que el gobernador del BoE, Andrew Bailey, ha elevado las tasas de interés por decimotercera vez consecutiva.
Los inversores temen que la promesa del Primer Ministro Rishi Sunak de reducir la inflación a la mitad para finales de año no se cumpla, ya que no hay evidencia de una disminución en las presiones inflacionarias. Además, el canciller del Reino Unido, Jeremy Hunt, está evitando recortes de impuestos, ya que podrían impulsar las presiones inflacionarias.
En cuanto al yen japonés, se espera que el Banco de Japón mantenga su política moderada de tasas de interés para mantener la inflación estable por encima del 2%. Mientras tanto, Asahi Noguchi, responsable de política económica del BoJ, ha advertido que el efecto de los bienes importados costosos podría desaparecer para septiembre. Por lo tanto, el banco central debe mantener las tasas más bajas para asegurar que la inflación se mantenga por encima del 2% mediante aumentos salariales.
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